Diagoberto Lopez
By Lucas Dunn / Photography By Valerio Costilla | February 24, 2024
Diagoberto Lopez has been washing dishes at Picasso Cafe in Paseo for 14 years. He emigrated alone from an impoverished state in Guatemala to find a better income and way of life for his family. With some of his family members in Oklahoma City, he had a connection, but has not been able to visit his wife and children in that length of time.
Dishwashing can be an isolating job. You work long hours and the social interaction is often limited to servers bussing their dishes to you or the chefs requesting something cleaned on the fly. People who don’t work in restaurants rarely think about dishwashers. People who do work in restaurants know they are the most pivotal and hardworking components.
Diagoberto takes pride in his work and maintaining a consistency of cleanliness. Early on in his career, there was a dish he sent out that he missed a spot of food on while he was cleaning, and that built his mantra of making sure everything needs to be perfect. Even though his role was back of house, it was important for him to maintain standards — not only for the restaurant, but to keep a sense of pride.
When he’s not working, Diagoberto FaceTimes with his family in Guatemala. He’s been able to send money back home to afford treatment for his wife to overcome a tragic bout with cancer, and send his children to school. He plans to finally move back home to be with his family after his 15th year at Picasso.
Diagoberto is a professional. There is no such thing as unskilled labor, and he is living proof of that. It’s hard and respectable work, especially for a person who is doing it to provide for a better future for his family.
Dishwashers of the world, we salute you.
Translation from page 20
Los restaurantes son como máquinas. Tienen muchas piezas que se mueven, y como en un automóvil, si una de ellas falla, todo colapsa. El lavaplatos es como el fantasma de la máquina del restaurante, y a la vez, el eje del negocio. Si eres un cliente, nunca vas a interactuar con ellos, pero cualquier persona que haya trabajado en la industria del servicio te puede decir que son la pieza más importante del rompecabezas.
Considéralo de esta forma: Si las plumillas de tu auto no funcionan, puede que tengas un pequeño inconveniente, pero lo más seguro es que llegues a casa luego de un día estresante. Si el lava-platos se enferma y no va a trabajar (lo cual es raro que suceda, ya que son los que suelen trabajar más fuerte en la industria), es como despertar y descubrir que el carburador de tu auto se ha estropeado al tratar de arrancarlo.
Estás fregado.
Con esto no quiero menospreciar los roles que componen el ballet que es un restaurante que funciona bien, pero si no tienes platos limpios para servir la comida…
Estás fregado.
Dagoberto López ha lavado platos en el Picasso Café por catorce años. Emigró solo desde la pobreza en Guatemala para mejorar su economía y la vida de su familia. Algunos parientes en Oklahoma City fueron su conexión, pero no ha podido visitar a su esposa e hijos por todo este tiempo.
Lavar platos se convierte en un trabajo aislado. Trabajas largas horas y la interacción con los meseros se limita a que te dejen platos para que laves, o a que el chef te pida algo limpio al vuelo. La gente que no trabaja en un restaurante no piensa en el lavaplatos. Los que trabajan en restaurantes saben que es la labor más dura y esencial.
Dagoberto se enorgullece de su trabajo y de su consistencia manteniendo la limpieza. Temprano en su carrera, un plato salió sucio de la cocina cuando él estaba a cargo, y fue ese episodio el que consolidó su consigna: asegurarse de que todo esté perfecto. Aunque se desempeña en el “back of the house” era importante para él tener estándares, no solo para el restaurante sino por su propio orgullo.
En sus momentos de descanso, Dagoberto se comunica con su familia en Guatemala por videollamada. Ha logrado enviar dinero a casa para enfrentar el tratamiento de su esposa contra un cáncer agresivo y costear los estudios de bachillerato de sus dos hijos, quienes tienen interés en la arquitectura e ingeniería. Su plan es regresar a su país para reunirse con su familia al cumplirse sus quince años en Picasso Café.
No existe tal cosa como mano de obra no calificada, y él es prueba viviente de eso. Su trabajo es duro y respetable, especial-mente para una persona que lo hace con el fin de proveer a su familia de un futuro mejor.
Lavaplatos del mundo, desde aquí, les rendimos un homenaje.